Monday, May 21, 2007

MOMOLAND en LAPUERTAROJA


Resulta que eres fetichista y amas de pies a cabeza, pero te tomas demasiado en serio los pies. Resulta que eres parafílico y cuando niño dirigías todos tus juguetes al blanco de los dedillos pintados que asomaban de las sandalias de tus tías...resulta que padeces del mismo vicio que Carry Bradshow, esto es, las tabas. Para todos ustedes, hay un lugar común que tiene todo de diferente y se llama MOMOLAND; para llegar, solo debes cruzar La Puerta Roja.

Wednesday, May 02, 2007

un collar de flores de almendro

Para Micaela y José
Mi tía Carolina me contaba los cuentos más hermosos de mi niñez, y el favorito era quizá este cuento de amor en el cual una mujer languidecía con un mal incurable en medio del crudo invierno. Solo tenía una posibilidad de salvarse: el enamorado tendría que portar para ella un collar, un collar hecho de flores de almendro. Así, el enamorado tuvo que emprender un viaje largo y valeroso al país donde la primavera floreciera los almendros, para traerle a su amada el collar de flores que le devolvería la vida.
Micaela hizo un viaje muy largo pero volvió el mismo día que partió, en medio de un sopor de nubes, para salvar a su amado. Y lo salvó, claro que sí. Ambos pudieron seguir amando y riendo sin prisa. O sea con toda la prisa del mundo, como cuando descubrió José, una vez que coincidió con el sol y con un carretillero de helado en el terral, y este le encargó cuidar su efímero hielo...

Y coincidimos en el terral
el heladero con su carretilla averiada
y yo
que corría tras los pájaros huidos del fuego
de la zafra.
Tambien coincidió el sol.
En esta situación como negarse a un favor llano:
el heladero me pidió cuidar su efímero hielo.
Oh cuidar lo fugaz bajo el sol...
El hielo empezó a derretirse
bajo mi sombra, tan desesperada
como inútil.
Diluyéndose
dibujaba seres esbeltos y primordiales
que solo un instante tenían la firmeza
de cristal de cuarzo
y enseguida eran formas puras
como de montaña o planeta
que se devasta.
No se puede amar lo que tan rápido fuga.
Ama rápido, me dijo el sol.
Y así aprendí, en su ardiente y perverso reino,
a cumplir con la vida:
yo soy el guardián del hielo.
El guardián del Hielo, José Watanabe